ENTREVISTA
1)
¿Quiénes son los protagonistas de La
cumbre del Silencio? ¿Cómo los definirías?
Los protagonistas son cristianos de principios
del siglo IV con muy diferentes formas de vivir su religión. Pero, a pesar de
la distancia, no cuesta comprenderlos. Por ejemplo, creo que en la suprema fe de los mártires que inician
la novela todos palpamos una frialdad
inhumana.
Con la misma inmediatez entendemos la
soledad de Cecilio, creyente intelectual que no consigue desechar la duda; que
envidia la fe de su hermano Dorotheo, ilusionado y simple, “esa fe como una
tromba”, que permite “caminar ciego
hacia Dios sin zancadillas de la razón”.
Nos intriga ese peregrino llegado de muy
lejos, posiblemente hereje, seguramente poeta y, ciertamente, lleno de amor. El
único verdadero discípulo de Cristo que aparece en esta historia.
¿Y acaso no existen hoy día cristianos
inhumanos? ¿O atormentados por la duda?
¿Ignorantes y simples? Y también –juro
que algunos conozco- imaginativo, profundo y lleno de amor.
2)
¿En qué escenarios se mueven?
Transcurre en la ciudad de Ecqui, trasunto de
Acci, nombre romano de la actual Guadix, donde vivo y de cuya historia romana he
tomado elementos sobre los que he imaginado y fantaseado a mi gusto y
conveniencia de la narración. Sin embargo, en lo que toca a la montaña, a la acción que transcurre en
Sierra Nevada, me he mantenido fiel a la realidad, en morfología, vegetación,
distancia a Ecqui… Por cierto, le doy el nombre que recibía en la época:
“Montañas de Sol y Aire”, como menciona el Padre Suárez en su “Historia del
Obispado de Guadix y Baza”.
3)
¿Cómo está estructurado el libro?
La novela sigue una estructura lineal,
avanzando de modo directo hacia el drama final e inevitable.
Un detalle importante: A pesar de los
contratiempos, penas e injusticias por las que van pasando los protagonistas,
siempre hay toques cómicos, humor del que no puedo ni quiero prescindir; quizá
porque constituye uno de los principales soportes de mi propia vida.
Ya lo dijo Freud y, en este, punto le doy toda la razón: “El humor es la
manifestación más alta de los mecanismos de adaptación del individuo”.
4)
¿Qué labor de documentación histórica
existe detrás de una obra como ésta?
Evidentemente, muy amplia. Claro que parto
ya de un bagaje extenso, pero siempre se me plantean dudas, montones de dudas, sobre aspectos concretos de la vida en el
pasado; no tanto acerca de la sociedad, acontecimientos o fechas, como del
mundo
visual, los espacios naturales, los objetos
que se manejaban… Por ejemplo, con
respecto a las plantas silvestres que nuestros protagonistas recolectan en la
Sierra: ¿A principios del siglo IV crecían las mismas que vemos crecer ahora? Y
no, he descubierto que no, puesto que algunas de las actuales fueron
introducidas por los árabes a lo largo de su historia en esta zona granadina
(caso de la alheña).
Suele ocurrir esto muy frecuentemente, al
menos a mí: que investigo con el fin de que no aparezca lo que no ha de aparecer.
Se me viene a la memoria aquella superproducción de los años cincuenta, “una de
romanos”, en que el sólido brazo de
un centurión lucía un espléndido reloj de pulsera. Pues eso, huyo
de los relojes de pulsera.
5)
¿De dónde surgió la idea para crear la
trama y cómo fue el proceso de creación?
Surge de mis propias inquietudes y
obsesiones personales. Mi incredulidad unida a mi deseo de creer me han llevado desde muy joven al estudio
apasionado de creencias, mitologías, religiones. Y a la lectura, sumamente
entretenida y curiosa, de relatos hagiográficos. De aquí, de las extremadas,
ilustrativas y, para mí increíbles vidas de santos nació la trama de esta
novela.
En especial me atraen las excéntricas
aventuras de los solitarios retirados al desierto; héroes lunáticos que se pasaban
la vida subidos a una columna, o intentando rezar sin nunca dormir, o empeñados
en no hablar, no comer, no dormir. De veras recomiendo al buen lector que no se
pierda literatura tan amena; actualmente existen excelentes ediciones en este
campo.
En cuanto a los personajes, aparecieron por
sí mismos, sin buscarlos apenas, porque ya se encontraban dentro de mí; sólo
tuve que desarrollarlos. Y comprobar y corregir incansablemente, por supuesto,
dado que padezco la desazón continua de la autocrítica.
6)
¿Qué referencias literarias, culturales o
personales crees que han podido manifestarse en tu obra?
No sé si llega a manifestarse,
pero, desde luego me gustaría que en mi obra se apreciara lo mucho que me ha
influido Borges; literariamente, si he de parecerme a alguien, elijo parecerme a él.
Ya me he referido antes a la hagiografía,
pero debo añadir un santo al santoral, tal vez el único en el que podría creer:
“San Manuel Bueno, mártir”, creación de Unamuno, con cuyo sentir religioso me
identifico en gran medida.
Y para terminar, posiblemente se advierta en esta obra mi gusto por los grandes paisajes, los espacios
naturales, con sus cumbres, barrancos, árboles… Pero espero que se trasluzca también
mi atención a seres más humildes y pequeños, como hierbas, golondrinas, animalillos urbanos.
7)
¿Cuáles son tus próximos proyectos como
escritora?
Pues…
Más de uno.
Posiblemente el que llevo más adelantado sea
un libro de poemas, pero tengo mucho que pulir; sobre todo, tachar y eliminar.
No sé quien dijo que el único objeto imprescindible para un escritor es la
papelera; pues, eso, tengo que usar mucho la papelera.
Y un
segundo proyecto –una obra relacionada con la pintura y bastante experimental- al
que todavía le queda mucho camino que recorrer, mucho que escribir y al que
estoy deseando entregarme.
Entrevista realizada por la Editorial Atlantis
Una muy interesante entrevista.
ResponderEliminarUn saludo.
Dori