Pura, una accitana emigrante de principios de siglo XX


En el mismo año del hundimiento del Titanic, así como de la llegada del capitán Robert Falcon Scott al Polo sur, llega al Puerto de Sao Paulo el Aquitaine, del que desembarcan entre otras la familia Ortiz de Guadix, que había embarcado en el puerto de Algeciras cuarenta días atrás. Entre los componentes de esta familia se hallaba Pura Ortiz Muñoz junto con sus padres y cinco hermanos. Habían partido del Guadix del recién estrenado S. XX, cuando aún las cuevas y la mayoría de las viviendas carecían de luz eléctrica, agua potable y sus habitantes en algunos casos, de algo que llevarse a la boca. La familia Ortiz era una familia muy accitana del gremio de la alfarería, a la que algunos de los maestros alfareros de la actualidad le atribuyen la autoría de la famosa Jarra Accitana. La madre de Pura, Encarna Muñoz, regentaba una posada y taberna conocida como “El portal de Belén”, frente a la Ermita Nueva, donde acudían los parroquianos entre los que en ocasiones se encontraba el mismísimo sacerdote y misionero, hoy ya Santo, Pedro Poveda.
Pura Ortiz, era una joven de 21 años que había enviudado. Como la mayoría de las muchachas humildes de aquellos tiempos, se ganaba el sustento “sirviendo”, esto era: trabajando de criada de una familia adinerada del lugar. No se sabe si fruto de un romance, frustrado por las presiones sociales o familiares, o quizá obligada por sus circunstancias de muchacha pobre, Pura resultó embarazada del “señorico”. El caso es que cuando partió con su familia para hacer el camino andando hasta la costa, ella se hallaba en este estado. Cuentan sus descendientes que debido al largo trayecto caminando, los zapatos se les desgastaban hasta quedar descalzos, sufriendo el frío terrible de la estación invernal.
Llegaron a Brasil el 28 de febrero de 1912, sus esperanzas de progreso se ensombrecieron al llegar a la Hacienda de Fonseca y Lara donde trabajaban junto a esclavos africanos, en similares condiciones por un mísero jornal, vigilados día y noche. Pura tuvo la valentía de escapar junto a su hija de la hacienda y huyó a Uruguay el país vecino. Allí se estableció con su familia, y allí nacerían sus nietos y bisnietos, una de ellas Cecilia Paolino. Me cuenta esta que su bisabuela no dejó de hablar de Guadix hasta que murió con 98 años.

Carmen Hernández Montalbán

4 comentarios:

  1. Apasionante relato, Carmen.
    Maria Jesus

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  2. Tubo Pura, una vida longeva, me ha gustado mucho este relato de una mujer muy valiente, y no me estraña que pensara en su Guadix hasta su ultimo dia, hay una raíz en nuestra tierra que nos atrae hacia ella constantemente, es una necesidad imperiosa. Gracias por contarnos estas historias.

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  3. Mujeres valientes siempre las ha habido, pero esta y en aquélla época fue doblemente valiente.
    Qué pena me dan quienes tienen que abandonar su tierra para poder subsistir; quienes hemos tenido mejor suerte, puede que no nos demos cuenta, pero a veces lo sentimos cuando estamos ante situaciones o relatos como el presente.
    Gracias Carmen.

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  4. Esa es la fuerza que da la tierra de arcilla la tierra amarilla de Guadix estes donde estes

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