Flotando sobre las cárcavas,
el sol se va lejos ante el asombro de una hembra muda,
que de tanto conspirar con el silencio,
se le fue agrietando la conciencia.
y una vez más la rebelión de Eva que grita al fin:
Yo soy el edén,
hembra de sal,
ninfa del eco,
agua del diluvio,
exilio del hombre.
Muy fuerte, bello, y real. Una maravillosa forma de contar un historia de mujer, o de muchas mujeres. Enhorabuena Carmen.
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